Se dice fácil. Es mucho tiempo, pero recuerdo bien ese día ¿cómo no hacerlo? Era mi primer concierto. Mi amigo Eduardo y yo luchábamos contra un sinnúmero de obstáculos para poder llegar a tiempo al Palacio de los Deportes, lugar donde se presentaría la banda alemana Scorpions. Después de mil y un peripecias logramos nuestro objetivo: Pudimos ver tocar en vivo a la banda establecida en Hannover. El pasado sábado 20 de septiembre, catorce años después, tendría la posibilidad de volver a verlos. Y para no perder la costumbre, de nueva cuenta había que sortear algunas vallas que el destino juguetonamente volvió a ponerme en el camino. Comenzando con una de las plantadas más grandes en la historia de la que yo tenga memoria (gracias Zero, qué detalle-pero espero que haya sido para bien). Después, el nerviosismo comenzaba a hacer presa de mí al cumplir una hora de espera en el democrático metro, aguardando a la amiga que mi estimado Zero había designado en su lugar (gracias nuevamente,a ver cuándo vas a la casa -pero en serio espero que haya sido por tu bien =) ). Para rematar, al intentar recuperar el tiempo perdido, abordamos un taxi que al ingresar al Viaducto, se ve detenido en su veloz carrera por el tráfico ya casi característico de la Cd. de México. Ni hablar. Había que tener paciencia. De alguna forma me tranquilicé (después de todo la compañía era agradable y el taxista resultó ser admirador de Scorpions). Con la calma mejoraron las cosas. El tránsito fluyó y rápidamente llegamos a las cercanías del Foro. Después de dar algunas vueltas buscando el acceso, finalmente lo encontramos. ¡Oh grata sorpresa! Si bien no pudimos estar hasta adelante por la hora, el concierto no había empezado y de todas formas teníamos un muy buen lugar. Sólo restaba esperar. La gente comenzaba a desesperar. Yo ya estaba mucho más relajado. Finalmente ya estaba ahí. Y sin aviso, las luces se apagaron, para prenderse segundos después. La banda hacía su aparición de una manera tan energética que parecía que el tiempo no había pasado. Su entrega, vitalidad y calidad estaban intactas catorce años después. Después de un gran set de música de alta energía, llegó un set totalmente acústico, que inundó de una inesperada calma al Foro, aunque dicha tranquilidad estuvo llena de armonía. Todo fue una antesala para el tercer set, nuevamente lleno de energía. Fue vibrante. Las miles de almas reunidas cantábamos todas las canciones, acompañábamos los coros, aplaudíamos o bien sólo gritábamos. Era la locura. Para mi satisfacción y la de muchos, interpretaron un desfile de sus grandes temas: Comin' home, No-one like you, Blackout, Still lovin'you, Wind of Change, Big City Nights, Holiday, Send me an Angel, No pain no gain, Always Somewhere,Are you Ready to Rock?, Humanity, The Rhythm of Love, Lovin'you Sunday Morning y varias más. Al final, Klaus, quien por cierto conserva su inigualable voz, nos dijo: "Mexico City we won't let you go...we won't let you go, not until we rock you like a Hurricaneee!" Y así terminó el concierto, con Rock you like a Hurricane para cerrar una gran noche con broche de oro. A esas horas, poco importaba el frío y la pertinaz llovizna que nos acompañó por momentos. Me sentía como cuando era adolescente. La alegría de volverlos a ver y escucharlos en vivo era difícil de describir, aunque era la misma, catorce años después.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario