lunes, 4 de junio de 2007

A True Challenge

El pasado miércoles, como cada año, se realizó en diferentes ciudades del mundo el Día del Desafío. A grandes rasgos les puedo decir que es una iniciativa creada en Canadá y organizada actualmente en América por Brasil. Se trata simplemente de romper la rutina y realizar 15 minutos de actividad física (correr, trotar, caminar, lo que sea) en beneficio de la salud. El pasado año apenas me enteré de esta iniciativa y me dio gusto que existiera. Así que participé, pues el instituto de ingeniería (en donde me encuentro) también participó y hasta pude correr unos minutillos en la terraza del instituto. Sin embargo, este año, la desidia se apoderó de todos. No sólo el instituto ya no organizó nada, sino que me tocó ver en la facultad de Química, a dos promotores del día del desafío universitario (que es como se le llama aquí en la UNAM a este día) siendo prácticamente ignorados por los estudiantes. Los promotores simplemente solicitaban voluntarios para que ellos les pudieran enseñar ejercicios de calentamiento, de forma que cuando jugaran soccer (cosa que acostumbran hacer en Química) no se lastimaran. ¿Pues creerán que nadie iba? Yo hubiera participado, pero iba con zapatos y tenia el estómago a reventar (venía de comer =) ). Al final tuvieron que chantajear a unas chavas que iban a participar en el torneo generacional (les ofrecieron que nos les cobrarían el arbitraje) y sólo así participaron (Ver foto). ¡Qué triste que las personas no participen en este tipo de actividades, que son gratuitas y para su propio beneficio! Yo me imagino que esta falta de participación en mi instituto provocó que los organizadores ya no quisieran promover la actividad en este año. Y eso es lo más preocupante según veo: la apatía y falta de participación en muchos aspectos provoca que buenas ideas se queden en buenas intensiones y que después los organizadores ya no quieran perder su tiempo. En fin ¿qué le vamos a hacer? Ojalá que el próximo año haya más participación, pero así como ví las cosas, tal vez ya ni se realice este valioso esfuerzo. El verdadero desafío, más bien, es romper las cadenas de la apatía y la desidia.

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